La respuesta no es siempre clara para las mujeres que están decidiendo cuándo empezar a hacerse mamografías con regularidad para la detección temprana del cáncer de seno.
La Sociedad Americana Contra el Cáncer actualizó sus recomendaciones en octubre de 2015 para especificar que las mujeres de 45 a 54 años en riesgo promedio deben hacerse mamografías cada año, y las de 55 años o mayores, cada dos años. A las mujeres de 40 a 44 años se les debe dar la opción de comenzar las mamografías anualmente, si así lo desean.
La Sociedad Americana Contra el Cáncer actualizó sus recomendaciones en octubre de 2015 para especificar que las mujeres de 45 a 54 años en riesgo promedio deben hacerse mamografías cada año, y las de 55 años o mayores, cada dos años. A las mujeres de 40 a 44 años se les debe dar la opción de comenzar las mamografías anualmente, si así lo desean.
Sin embargo, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos recomienda que las mujeres en riesgo promedio comiencen a hacerse mamografías a los 50 años y continúen cada dos años hasta los 74 años. Las recomendaciones, actualizadas en enero de 2016, ofrecen cierta flexibilidad para las mujeres de 40 a 49 años y dejan la decisión a cargo del médico y la paciente, haciendo hincapié en la importancia de las preferencias de la paciente.
“Si bien ambos enfoques son razonables, el Programa de Cáncer de Seno de Dana-Farber/Brigham and Women’s apoya las recomendaciones de la Sociedad Americana Contra el Cáncer”, explica el Dr. Eric Winer, director de dicho programa en el Centro Susan F. Smith para Cánceres de la Mujer de Dana-Farber. “Pero una vez más, debemos subrayar la importancia de la conversación entre el médico y la paciente sobre el riesgo personal de cáncer de seno de la paciente, y las ventajas y desventajas de las pruebas.”
Lo que las recomendaciones de la Sociedad Americana Contra el Cáncer y del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos tienen en común es la importancia del tratamiento individualizado y la posibilidad de que una mujer comience las pruebas de detección a los 40 años, si ella y el médico consideran que ayudará a reducir su riesgo.
“En general, las mujeres con riesgo elevado deben comenzar las pruebas a los 40 años (o antes en algunos casos) y se deben hacer mamografías anuales”, dice Winer.
“Además de la susceptibilidad conocida de los genes BRCA1 y BRCA2, las anormalidades hereditarias en una variedad de genes también pueden aumentar el riesgo de cáncer de seno. Las mujeres que han tenido ciertas afecciones benignas (no cancerosas) de los senos también pueden correr un mayor riesgo, al igual que las que tienen antecedentes familiares de la enfermedad. Las mujeres con mutaciones genéticas que las predisponen al cáncer de seno generalmente comienzan los exámenes regulares a una edad temprana; esto incluye hacer una resonancia magnética además de la mamografía. Para otras mujeres con riesgo alto, las mamografías de rutina pueden no ser suficientes y se están estudiando otros enfoques, entre ellos, la resonancia magnética.”
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Lo que las recomendaciones de la Sociedad Americana Contra el Cáncer y del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos tienen en común es la importancia del tratamiento individualizado y la posibilidad de que una mujer comience las pruebas de detección a los 40 años, si ella y el médico consideran que ayudará a reducir su riesgo.
“En general, las mujeres con riesgo elevado deben comenzar las pruebas a los 40 años (o antes en algunos casos) y se deben hacer mamografías anuales”, dice Winer.
“Además de la susceptibilidad conocida de los genes BRCA1 y BRCA2, las anormalidades hereditarias en una variedad de genes también pueden aumentar el riesgo de cáncer de seno. Las mujeres que han tenido ciertas afecciones benignas (no cancerosas) de los senos también pueden correr un mayor riesgo, al igual que las que tienen antecedentes familiares de la enfermedad. Las mujeres con mutaciones genéticas que las predisponen al cáncer de seno generalmente comienzan los exámenes regulares a una edad temprana; esto incluye hacer una resonancia magnética además de la mamografía. Para otras mujeres con riesgo alto, las mamografías de rutina pueden no ser suficientes y se están estudiando otros enfoques, entre ellos, la resonancia magnética.”
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